En los puertos de recreo de la provincia se extiende una imagen que hasta hace poco no existía. Las banderas belgas proliferan en muchos de los clubes náuticos castellonenses debido a que hay armadores provinciales que han decidido matricular sus embarcaciones en dicho país europeo. La razón, como casi todo lo que sucede últimamente, es económica, ya que los requisitos administrativos y de seguridad son más flexibles en Bélgica y esto se traduce en menores costes.

Así está sucediendo, al menos, en Vinaròs y Burriana –y en Benicarló en menor medida– desde que a principios del 2012 se modificó la normativa y se abrió la posibilidad de que las embarcaciones españolas estuviesen matriculadas en otros estados, señala el presidente del Club Náutico de Burriana, Ximo Feliu. En el recinto que él gestiona, “una docena” de las alrededor de 300 barcas que amarran ya navega bajo bandera belga y otro grupo está “en trámites”, con lo que aproximadamente “el 10%” ha optado por esta opción. En Vinaròs manejan cifras parecidas. El presidente de su Club Náutico, Emilio Sospedra, señala que “en 10 ó 12 barcas” de las 204 que amarran en la localidad del Baix Maestrat ondea la bandera belga.

Por su parte, en Benicarló tan solo “una o dos barcas” de las 200 amarradas en la Marina ha optado por matricularse fuera, señala Miguel Ángel Carvajal, que trabaja en el puerto deportivo.

Por ahora, los recintos de Castellón y de Orpesa no se están viendo afectados, han detallado desde sus clubes.

facilidades // Todos los representantes de los puertos de ocio provinciales reconocen que el éxodo –que no afecta de ninguna manera a los clubes, ya que las barcas siguen amarradas– se debe a que la legislación belga es más flexible y esto permite ahorrar costes. Feliu lo cifra, para una barca de 15 metros y de más de 10 años, “en más de 2.000 euros al año”.

Y es que, por matricular la embarcación en Bélgica (algo que se puede hacer por internet), ha de pagarse 50 euros y la vigencia de la matrícula es de 5 años. Además, en aquel país la náutica de recreo se considera un deporte y en España se rige por las normas de la marina mercante, con los problemas que esto conlleva.

De hecho, los requisitos de seguridad quedan a criterio del armador, “porque se considera que, al ser aficionado al mar, es consciente de sus peligros”, detalla Feliu. Esto hace que no se deban superar los estrictos controles españoles. Además, al estar matriculada en el extranjero, la Guardia Civil no puede inspeccionar los elementos de seguridad, algo que puede hacer constantemente con las naves españolas (una sanción suele ir de 2.000 a 3.000 euros). “Solo te puede pedir el DNI y el seguro”, detalla Feliu.

Es por ello que Sospedra cree que el Gobierno español “reaccionará y adecuará la normativa”.