“Nos hemos llevado el susto de nuestras vidas”
R. BASALDUA/I. FRADUA
bERMEO – Un contenedor a la deriva estuvo a punto ayer por la mañana de causar una tragedia a pocas millas de la costa frente a Bermeo. El Astelehena, un barco pesquero de 15 metros de eslora construido en madera, se hundió a pocos metros de la dársena vizcaina tras chocar previamente contra un contenedor cuando se dirigía a faenar, entre la isla de Izaro y el cabo Ogoño. Sus dos tripulantes, que salieron ilesos del suceso, fueron auxiliados durante los primeros minutos del suceso por otros barcos de la flota bermeana hasta que, minutos después, pudieron ser remolcados hacia el puerto y, tras tragarse el Cantábrico la merlucera, finalmente fueron rescatados por el Servicio de Salvamento de la Guardia Civil.
“Nos hemos llevado el susto de nuestras vidas”, desvelaba ayer, ya en su hogar, el patrón de la merlucera, Jon Duque. Arrantzale de 55 años con infinidad de horas en la mar, su jornada laboral de ayer pasaba por ir a verdel. Junto a su compañero, Josu Gomariz, el de ayer debía ser otro día más. El choque contra un contenedor -que podría haberse caído de algún mercante en su ruta por el Golfo de Bizkaia-, sin embargo, lo cambió todo a las 07.50 horas de la mañana. “Solemos marcar un rumbo fijo y nos dedicamos a trabajar en cubierta”, recordaba. “Hasta que oímos un fuerte golpe y nos dimos cuenta que habíamos chocado con algo”, resultando especialmente dañada la zona de proa del buque. La alarma saltó, inmediatamente. “Al principio pensábamos que no era tan grave, pero se había abierto una vía de agua importante en la embarcación”, ahondaba el arrantzale bermeano, “y cuando bajamos a máquinas tratamos de arrancar el motor auxiliar, como fuera. Era necesario para poder gobernar el barco”.
El impacto, sin embargo, dejó sin fuerza de propulsión al pesquero. A su auxilio acudieron, primero, las embarcaciones bermeanas que como el Astelehena aprovecharon el buen tiempo para hacerse a la mar en la costera del verdel. “Gracias a ellos tuvimos la primera ayuda, pero nos dimos cuenta de que así no llegábamos a puerto”, asentía Duque. Apenas 15 minutos después llegó una patrullera -Ría Nervión- de la Guardia Civil, que realizaba labores de inspección en Matxitxako. La gravedad de la situación lo requería.
“Ellos tomaron la responsabilidad”, apuntaba el patrón, si bien la maniobra no pudo servir para que el pesquero se resguardara en el puerto de Bermeo. “Estábamos llegando a la punta del rompeolas, a unos 150 metros o así sería, cuando el barco se hundió. No podía soportar tanta agua”. Con ambos tripulantes a bordo aún del Astelehena, comenzó otra operación de rescate. Eran las 08.15 horas.
Mientras que el patrón pudo subir sin problemas, su compañero tuvo más dificultades para su evacuación. Se quedó trabado en la maniobra y cayó al mar. El peso de su ropaje para la pesca y la baja temperatura del agua -unos 13 grados- le puso en serios aprietos, si bien un agente se lanzó al mar y pudo rescatarlo.
“No sé que nos hubiera ocurrido si hubiésemos pasado por la misma situación a muchas más millas de la costa, por ejemplo, cuando estamos hasta cuatro días pescando bonito”, incidía ayer, ya pasado el “susto de su vida”, el patrón del Astelehena. Pero, por suerte, la rápida reacción de los barcos cercanos logró evitar males mayores.
http://www.deia.com/2014/03/28/bizkaia/nos-hemos-llevado-el-susto-de-nuestras-vidas
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